miércoles, 23 de octubre de 2013

El final de la película

El domingo pasado estaba yo, después de comer, agonizando delante de la televisión, dispuesta a echarme una siesta de campeonato al tiempo que disfrutaba de los sufrimientos de alguna pobre familia que:
  • Ha perdido a los niños en el súper, o que
  • Ha perdido los niños pero a manos de una niñera obsesionada con la familia, o con los de una pobre mujer que
  • Ha perdido la esperanza de encontrar a su marido que creía que estaba muerto pero que había fingido su muerte después de darse cuenta de que se había dejado a los niños olvidados en el súper y que no tenía niñera obsesiva a la que echarle la culpa.
La película que ponían iba de una chica (¿Esta chica no salía en Santa Bárbara? – Pensé yo - Ah, ya sabemos qué es lo que hizo cuando se le acabó la serie) que se muda a una casa llena de alegría e ilusiones (ella, no la casa) y al cabode unos días empieza a notar que ocurren cosas extrañas:
  • Los cristales tiemblan
  • El buzón siempre está roto o poseído por extraños seres
  • Golpes extraños en el piso de arriba que resulta que está vacío (Será un pájaro carpintero fantasma, pensé)
  • Extrañas psicofonías a media noche, entre las que a duras penas se pueden distinguir algo así como "Mujé crué mujé crué, cómo podríaaa tú queré ay co do hombre a la vé"
Me quedé dormida, a qué negarlo.

Al despertar se ve que la cosa está avanzadita y la muchacha ya se cruza con extrañas presencias fantasmales que se tiran el rollo y hasta por tirar, tiran colillas en el portal.

- Unos guarros, los espectros - Me dije.

Y  las psicofonías cambian y se oyen cada vez más altas "Ay, yo te queríaaaaaaa mujeeer malvadaaaaaaaa".

- Se ve que el mundo paranormal está lleno de mujeres ingratas – pensé - y de muy mal gusto musical, la verdad.

Creo que me quedé dormida mientras pensaba, entre sueños:
-Esta mujer por qué no se mudará ya.

Después creo que me desperté un minuto, pero me quedé definitivamente sopa cuando un ectoplasma le robaba el dinero del butano:

- Hombre por favor, eso no hay quién se lo crea

Al final creo que es que se había mudado a una casa que habían construído encima de un botellón indio, que hubiera sido mejor un cementerio, porque quieras que no, los muertos no son de hacer mucho ruido, por muy indios que sean.

Vuelta a dormirme y vuelta a despertarme, pero cuando había empezado otra película (aunque del mismo jaez). La protagonista (otra actriz habitual de estos subproductos televisivos desde que su tercer divorcio la dejó sin dinero)  se traslada a vivir a un nuevo barrio llena de alegría e ilusiones (ella, no la casa) y al cabo de unos días empieza a notar que ocurren cosas extrañas

- Está claro, han vuelto a poner la misma película - Pensé.

Todos los vecinos son simpáticos... demasiado simpáticos, el barrio está lleno de jardines y arbolitos, la gente la cede el paso por la calle, en los puestos del mercado no se le cuela nadie...

Un día va por la calle buscando una farmacia y la primera con la que se encuentra está cerrada por vacaciones, mientras mira el cartel que indica cuál es la más cercana abierta, una señora se le acerca y le habla, yo pensé que era para colársele, aunque no se viera ninguna cola, nunca hay que menospreciar la capacidad de colarse de una señora, incluso en un establecimiento cerrado.

Pero cuando piensas que le va a decir "Yo estaba aquí antes, como en la cola del DIA que dejé mi cesta en 1956 y eso que ni existía la cadena ni nada" pero lo que le dice es:

- Si busca una farmacia abierta, aquí a la vuelta hay una que abre doce horas seguidas

Y se va con una sonrisa

- Esa es satánica, como mínimo. Le conté a mi gata

Otro día, cuando cruza su calle, un hombre mayor la llama:

- Usted, usted

La mujer aprieta el bolso y el paso hasta que oye que el provecto caballero (qué rápido se pasa de mangante callejero a respetable conciudadano) le dice:

- Usted ¿sigue la moda?

- Ein? (No es de réplica rápida esta chica - Me dije)

- Es que verá, me han dado esta revista con el períodico y como yo no la quiero, he pensado que a lo mejor a usted le gustaría.

- A que es La Atalaya - Le grité

Aún más increíble: una noche llama al ascensor para bajar la basura y cuando llega el susodicho, al abrir la puerta ve a otro vecino con varias bolsas en el interior (en el del ascensor, no del vecino que eso sí que sería sospechoso).

- Umm, no sé si quepo.

- ¿Vas a bajar la basura?

- Sí (por eso tengo una bolsa amarilla en la mano y otra del súper con un nudito muy mal hecho)

- Pues dame las bolsas y ya te las bajo yo, que es una tontería que bajemos los dos

¡Mira, esto sí que no hay quién se lo crea!  Murmuré, mientras buscaba el mando a tientas en el sofá.

Hice zapping un rato, hasta que acabé harta de ver gente que va a subastas de trasteros, gente que hace tartas con formas de trasteros y gente que quiere tener un “sótano terminado” (para usarlo de trastero) volví al canal:

La chica (chica, he dicho chica, aunque la gente insista en llamarle "señora") había descubierto con gran sorpresa  (¡Cómo se nota que no ves Antena 3, muchacha! -  Le grité) que su nuevo barrio escondía un oscuro secreto y ahora se enfrentaba con sus vecinos y al lider de todos ellos: Nemesio, el portero.

Nemesio le dice, mientras le coge unos cartones que iba a tirar al contenedor de la mano para llevárlos él:

- Así es, nueva vecina de inextricable belleza, somos un grupo de robots que hemos creado la comunidad perfecta llena de educación, limpieza y civismo, pero carentes de vida y ese crisol de emociones y pequeños defectos que os hacen únicos a los humanos

- Oh cielos, entonces ¿y si me quedo con vosotros dejaré de oír bachata a todo trapo?

- Sí, pero perderás todas las cualidades que os hacen únicos a los seres humanos

(¿Cuánto he oído yo esto antes?)

-¿Y los vecinos me harán favores en vez de robarme?

- Sí, sí, pero perderás esos miles de detalles que conforman la maravilla de la naturaleza que es el ser hum...

- Déjate de naturaleza humana! ¡Viva los robots! ¡Viva los señores que regalan suplementos dominicales!

Y se quedan todos juntos al final de la película bailando la música de la Guerra de las Galaxias (esto también me es familiar, pero no sé porqué) mientras cantan a coro “cero uno, cero uno, cero, cero, cero unoooo”.

Eso sí: en un local perfectamente insonorizado, con los decibelios controlados y hasta la hora que la ordenanzas municipales prescriben.

Y yo pensé, ¿pues sabes lo que te digo? Que me parece genial porque yo... Yo, robot!!

viernes, 18 de octubre de 2013

Hoy dominamos el mundo en ...

... ese enlace de la derecha, no esa derecha no, la otra, la de Zinéfilaz.

Bueno pues eso que hoy largo un rollo cinéfilo en esa santa casa donde voy un viernes de cada... vaya... esas matemáticas... a ver si 70 x 2 son 150 ... nada, que no tengo ni idea.

En fin, que si os queréis pasar, ahí os lo dejo y si no, os retrotraigo a mi última entrada aquí mismo (por si acaso no la habéis visto)

Y por cierto, que vendo Opel Corsa.

martes, 15 de octubre de 2013

Aventuras morosas a mí VI



Vale, vale, reconozco que en mi anterior entrada dije que los problemas de vivienda era el orgien de cualquier tipo de narración pero solo hablé de cuentos infantiles, pero no es así hay muchos más ejemplos, sobre todo entre las películas. 

¿Qué tipo de películas? Pues de las de intriga (parecen que se están mudando los nuevos vecinos), miedito (ese bulto que sacan del camión de mudanzas no será un instrumento ¿verdad?) y directamente terror (no, es mucho peor que un instrumento musical ¡es un acordeón!)

  •  Psicosis: A lo que llega un hijo con tal de conservar la casa de renta antigua de su madre.
  •  El silencio de los corderos: Los que han pensado hacerse pastores buscando vecindarios menos ruidosos.
  • Poltergeist: Los que se fueron a una urbanización buscando “calidad de vida” signifique lo que signifique eso.
  • Pesadilla en Elm Street: Lo que ocurre cuando te mudas a una calle que es imposible pegar ojo.
  • La Ventana Indiscreta: Por qué es tan importante comprarte las cortinas nada más llegar a un piso  y no estar sin ellas tres meses (como una que yo me sé)
  • Los otros: cuando una casa es tan buena que no la dejarías ni muerto.
  • El exorcista: hasta el diablo se mete en cualquier parte cuando necesita casa.

Yo también mi ración de película de suspense:

Ikea, día 15 de agosto (festivo nacional) por la tarde, en el stand de donde se puede solicitar su tarjeta de crédito  (entre otras cosas). Tenemos que estar de pie mientras nos atienden, porque  solo había sillas para  dos privilegiados clientes, y éramos unos seis, y es que si de algo andan escasos en Ikea es de muebles (además de traductores)

- Hola mira, es que yo rellené el formulario que hay internet para pedir la tarjeta y me ponía que no se había podido completar la operación y que me pasara por aquí
- A veer, tienes el DNI y la última nómina y no sé qué más y un recordatorio de tu Primera Comunión.
- Sí, aquí está todo, mire qué mona estoy mirando al infinito con un misal en la mano
- A ver... (mirando una pantalla de ordenador)
- Pepiiiiiiii ¿cuál es mi número de no sé qué?
Pepi - Prueba con 883509
- El qué??
Pepi - El 883509
- 88 qué más?
Otra compañera - 883509
- 35??
Yo - 09!!

- A veeer, no estás aquí. Pepiiii, no me aparece ¿por qué será?
- ¿Has probado a darle a "Ver todos los movimientos"?
- Pues no, a veeer. No, tampoco... (a mí) ¿tú lo ves?

Y me gira la pantalla para que pueda yo ver, cómodamente, los datos confidenciales de varias personas que que han pedido la tarjeta del Ikea

- Pepiii, tampoco me sale.
- Mira aquí, haz esto, haz lo otro
- Aaaaah, es que la petición está dos veces.
- Porque lo pedí por internet como te dije antes (hace diez minutos y unos cinco “Pepiiiis”)
- Aaaaah puueees... Pepiiiii

Después de un buen rato de  consultas con Pepiiiii, vuelve y me dice:

- Es que te la han denegado
- ¿Ah, sí? ¿Y por qué?
- Pone "no cumple criterios" y eso casi siempre es que estás en un listado de morosos
- ¿¿QUEEEEEEEÉ???
- Sí, sí ¿has dejado de pagar algún recibo del teléfono?
- NO, NUNCA, JAMÁS
- Es que a mí me pasó una vez que me mandaron un recibo del teléfono que ...
- Pero yo nunca he hecho eso
- Y bueno, que terminé en un listado de esos (además de por moroso, se puede entrar por inútil, por lo que se ve) porque me mandaron un recibo que …
- Ya pero yo es que lo pago todo, si el recibo está mal, da igual: lo pago. Si es de mi vecino el del quinto, lo pago igual. Si yo pago el 20 minutos que es gratuíto
- … y me llega el recibo y voy y les digo…
- ¡Si pagaba el Qué, con lo malo que era!

Yo ya estaba aterrorizada porque hay gente que la han metido por error y no la han sacado y son 7 años de mala suerte (en el listado, vaya) y que no me iba a poder comprar los muebles y que era una paria de la sociedad que no podía ni tener una estantería Billy.

Y en ese mismo momento, sin intervención alguna por mi parte me convertí en  Crystal Johnson una ex camarera de Wyscosing que vive en un párking de caravanas con su tercer ex marido, Joe, un ex camionero que de su antiguo trabajo solo conserva la gorra y no el camión que hubiéramos podido vender (Joe macho, menudo ojo que tienes escogiendo souvernis) junto a unos cuántos niños gordos que no sé si son nuestros porque aquí, en el párking de caravanas, todos los niños se parecen mucho y se mueven más, pero a los que doy nuggets cuando pasan por aquí.

Joe y yo debemos tres plazos de la televisión por cable, dos del agua y 58 de la caravana. El wifi y la electricidad se los robamos a los vecinos, pero a cambio se han quedado con la abuelita, Ma Johnson.

Mientras, esta loca seguía contándome su historia con el recibo del teléfono, menos mal que al final me dio un papelito "con el número de la financiera".

Llamé al número “de la finnaciera) día siguiente, le conté mi vida a una pobre mujer que me atendió y cuando acabé me respondío:

- Ya bueno, es que esto NO es la financiera
- Pues es raro, porque me lo ha dado una persona de mucha confianza

Al final me dieron otro teléfono y hablé con no sé quién que me dijo que no me podían dar las razones pero que no tenía por qué ser lo del listado de morosos, ni mucho menos.

Pd. Confirmado no estoy ni he estado en ninguno de esos listados y ahora que sé que no me he convertido en una morosa profesional,  en una persona sin credibilidad alguna  ni, en definitiva,  en una carga inutil para la sociedad, puedo olvidarme de gente de mi misma ralea con la que me había empezado a juntar y ya puedo avisar de que no me esperen en el próximo consejo de ministros.



miércoles, 9 de octubre de 2013

Aventuras voluntarias (V)


Siguiendo con mi apasionante mudanza... ¿Cómo? ¿Que no os parece apasionante? Pues seréis los únicos, porque todas las grandes narraciones (libros, películas,  chistes de leperos…) están basados en el problema de la vivienda  y sus avatares.

Qué mejor ejemplo que los cuentos clásicos europeos:

  • Los tres cerditos: la dura búsqueda de una casa con mejores calidades.
  • Blancanieves y los siete enanitos: cuando la única solución es compartir piso con un grupo de tunos bajitos.
  • El cuento de la lechera: los que se apuntaron a una cooperativa de viviendas y aún están esperando.
  • La Cenicienta: la que comparte piso y siempre le toca limpiar a ella.
  • La princesa y el guisante: los riesgos de alquilar un piso amueblado
  • Hansel y Gretel: cuando el piso es muy bonito pero la casera es una bruja.

Si hasta en la Biblia hay unos que se pasan unos 40 años buscando casa, y no se puede decir que no mirarán por todas partes, hasta debajo del mar.

Pero claro, en estas y en todas las historias, hay un villano y la mía no iba a ser menos: que no todo fueron ayudas y hadas madrinas disfrazadas de Señorita Romy.

En mi breve pero intenso proceso mudancero, me encontré con varios malvados de los que se retuercen el bigotito y dicen aja-ja-já. Bueno, más o menos. 

Primera aventurilla: Érase que se era que, como ya había decidido que no iba a llevarme ningún mueble a la nueva casa y a falta de coche y ascensor, necesitaba que alguien se llevara estos trastos de mi casa.

Me dijeron que había una organización estupenda para mis fines: iban a tu casa y se  llevaban todo lo que les pudiera servir para un mercadillo, gratis, y si había algo que directamente era para tirar, te cobraban algo por llevárselo. Vale, parecía perfecto. Hablé con ellos por teléfono y concertamos una hora y día.

Para empezar eran tres, al contrario que  los  Mosqueteros (que eran cuatro) que en mi mini-piso, casi no cabíamos todos. Hacían de poli bueno y poli malo, pero además se habían traído a un tipo que ni dijo ni una sola palabra, así que más bien yo diría que eran “El bueno, el feo y el mudo”.

El que hacía de poli bueno era el que más o menos sonreía y hablaba (poco) conmigo. El que hacía de poli malo debía saber que yo maté a la señorita Amapola en la biblioteca y con el candelabro, porque me odiaba y cuando lograba superar el inmenso rencor que mi presencia le causaba me decía  - enfadadísimo - que eran voluntarios.

Uno de los motivos por los que quería irme de esa casa es porque sucedían fenómenos paranormales ¿no os lo había contado? Oía voces, músicas extrañas (sobre todo bachata) y ese día descubrí que además, yo misma me estaba convirtiendo en un espectro, porque cuando les preguntaba algo a este trío, no me respondían.

Aunque el encantamiento se rompía de vez en cuando, y se dirigían a mí para quejarse de todo (sobre todo de ser voluntarios) y todo lo que yo tenía era una auténtica porquería y a ellos les cobraban en el vertedero y que además como eran voluntarios...

Yo pensaba “Pues menos mal que no sabes que además está todo embrujado, que si no”

Pero como había veces que no yo dejaba de aparecer antes sus ojos, hablaban entre ellos y se oían cosas como  "esto está bien", "sí, sí, está bien".

Y cuando yo volvía a corporeizarme, decían  "De aquí no se salva casi nada" 

Al final me dieron el presupuesto:

- Bueno, esto serían dos horas de trabajo a 70 €: 150 €

¡Cómo han cambiado las matemáticas desde que yo estudiaba, cuando aún pertenecía al mundo de los vivos.

Siguieron ahí diciéndome que mis cosas eran una basura (y ellos unos voluntarios) hasta que por fin se dignaron a contestarme cuando le pregunté (ya para que se fueran, la verdad)  al poli (semi) bueno: 

- Vale, entonces son dos horas por 70, que a mí me salen 140 y a ti 150 ¿no?

El que estaba enfadadísimo (voluntariamente, eso sí) me dijo, a punto de partirme mi espectral boca:

- ¡La propina! Esa es la propina, porque si somos voluntarios yo creo que nos merecemos una propina ¿no?
- Vamos que aquí todos sois voluntarios menos la propina.

Pero como esto lo dije cuando ya no era visible, sobre todo porque ya se habían ido, porque yo soy una cobarde a la fuerza y voluntariamente, y como haga falta.

Total que al final pedí presupuesto (mucho más económico) a una empresa normal y corriente de esas que la gente va a trabajar obligada, porque para que me tomaran el pelo por lo menos que lo hicieran profesionalmente.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Aventuras nórdicas a mí (IV)

Érase que se era que continuaba aquella pérfida cuenta atrás para mi mudanza, ya tenía el colchón pero demostrando una ambición sin límites quería tener algún que otro mueble (hay gente que no se conforma con nada) y todo combinado con recoger, limpiar y realizar mil y un trámites enojosos en grado sumo para un alma sensible como la mía (traducción: tres horas rebotando de extensión en extensión de un 902 para descubrir que tu televisión de pago está a punto de abandonarte para siempre)

Durante aquellos días horribles íbamos en busca del mueble perdido un día sí y otro no y ... perdón, hasta ahora he dicho buscábamos, medíamos, comprábamos ¿utilizaba el plural mayestático? ¿o esa forma sutil que tienen los jefes para dar malas noticias?

- Vamos a tener que hacer un esfuerzo extraordinario con este proyecto y quedarnos a finalizar las tareas
- Pues siento que os tengáis que quedar, vosotros.

¿Acaso me refería a Romy? Bueno, a ella la llevaba en mi corazón pero no, me refería a una presencia física y real de mi nunca bien ponderada hermana mayor. Y recalco lo de mayor porque todos hemos oído bonitas historias de hermanitos mayores que piden a Papá Noel que se lleve a la hermanita pequeña o que expresan su amor fraterno de maneras que suelen incluir riesgo de visitar Urgencias Pediátrica.


Los celos, dicen. ¡Mentira! Una vez más este blog os va a descubrir qué razón provocó todas y cada una de las veces que vuestro hermano mayor os robó las patatas fritas o las 27 veces consecutivas que os hizo escuchar el gran hit de Mecano “Eungenio Salvador Dalí” mientras os miraba y decía:


- ¿Lo has pillado enano? “E-un-genio” ¿No? Pues venga, te lo vuelvo a poner.

Bueno pues resulta que cuando un tierno infante va a tener un hermanito pequeño, la noche antes de que nazca tiene un sueño en el que el nuevo guarriatillo ese tan majo les lleva a una extraña casa, una casa enorme con, por los menos, seis o siete cocinas en la que es fácil entrar pero casi imposible salir,  quizá porque cuando buscan el cartel de salida solo ven extrañas palabras que nunca han visto llenas de diéresis y acentos misteriosos.


Y los pobres futuros hermanitos mayores se levantan con sudores fríos y durante tres días solo repiten “tullsta”, “mulig” y “ektorp” provocando no pocas llamadas al exhorcista de guardia, mientras sienten un rencor difícil de explicar por el "hermanito pequeño".

Pero he aquí que mi hermana nunca se acuerda de los sueños ni de los chistes, motivo por el cual le sigo contando el del fantasma de los ojos azules. Gracia no le hace, pero sabérselo no se lo sabe.

Y por eso jamás me ha tenido manía ninguna y es mejor hermana mayor que la hermana mayor de La Casa de la Pradera ¿Que si esa era buena hermana? Hombre, aguantaba a Laura Ingalls ¿queréis algo más? Bueno, pues también aguantaba a Michael Landon.

Y ahí ha estado la pobre mujer, viendo los pisos conmigo, buscando los muebles conmigo, midiendo siete veces seguidas el mismo trozo de pared (por si acaso crece) conmigo y hasta limpiando el horno, aunque no "conmigo" que dos personas juntas no caben en el mismo horno, no es por nada.

Yo la verdad es que estoy pensando en pedir la Legión de Honor francesa para ella ¿por qué no? ¿acaso no se la dieron a Julio Iglesias? Y me vais a decir que ese tío tiene pinta de haberle hecho la mudanza a nadie. Eso es imposible por favor ¿no veis que se rozaría los tobillos con las cajas?

Y así ha terminado la pobre encerrada en Ikea conmigo durante dos días seguiditos y otros no tan seguidos, sin desfallecer jamás, al pie del cañón, convertida en la Agustina de Aragón del mueble desmontable.

¿Y yo? Pues yo si desfallecí y al cuarto día consecutivo de luchar con un polígono industrial dedicado (casi) en exclusiva al mundo del mueble, hube de reconocer mi derrota (ya ni el polígono puedo dominar, debo ser menos ambiciosa ¿quizá uno dedicado a los repuestos de automóvil?), cuando con las piernas, la espalda y mi amor propio ya habían sido derrotados y me quedé transida en el sillón Pöang mirando fijamente una estantería Billy, mientras mi hermana diseñaba una combinación de tan nombrada estantería que cupiera en mi casa y yo solo pensaba:

- Billy hijo, cuánto hubiéramos ganado todos si te hubieran dejado bailar a la primera.